En la actualidad, el celular se ha convertido en un artefacto que sentimos vital para nuestro diario vivir, pero no es así. El mundo ha evolucionado y nosotros hemos tenido que adaptarnos a este cambio. Los celulares inteligentes proporcionan múltiples aplicaciones que facilitan la vida. Vivimos esta realidad sin pensar en las consecuencias de tener un aparato electrónico 24/7 con nosotros. Sus efectos más perjudiciales para la salud son: la cantidad de bacterias que posee por el uso constante que le damos. La radiación que expulsa a través de sus ondas electromagnéticas está relacionada con el cáncer, tumores cerebrales, migraña y fatiga. Aunque no lo creamos, uno de los efectos más comunes es el estrés que causa, debido a las llamadas, los mensajes y las alarmas constantes. Además, crea e incrementa los problemas de visión. Así también, causa problemas en la postura por la presión intensa que se desarrolla en el cuello.
Estar pegado a un celular te aleja de todo tu alrededor. Te vuelves más dependiente, porque todo lo solucionas a través de una aplicación, y vulnerable: porque te encierras en ese mundo, donde nadie más tiene acceso. Las nuevas generaciones no crearán relaciones interpersonales y eso es un problema, ya que son muy prescindibles para el ámbito laboral o de estudio. Esta situación seguirá trayendo consecuencias, pero está en nosotros frenarla por el futuro de nuestros adolescentes y jóvenes. Si tienes hijos, puedes comenzar por colocarle horarios e invitarlos a interactuar más personalmente.