Para muchos, la copa menstrual es algo totalmente novedoso, pero no es así. Existen modelos y patentes de productos para colectar la menstruación como este que se remontan a mediados del siglo 19, mucho más rudimentarios, claro está.

Las invenciones se extendieron hasta  principios el siglo 20, pero no fue hasta la década del 1930, que Leona W. Chalmers presentó la primera patente de una copa menstrual hecha de caucho vulcanizado. Esta, aparentemente, se difundió en gran manera durante la época.

En la década del 50, continuó la creación de patentes, pero en los 60 dejaron de fabricarse las copas menstruales debido a la escasez de látex. Además, las copas entonces eran muy grandes, pesadas y rígidas, lo que hacía que su uso fuera muy incómodo.

En el 1987, regresó al mercado la copa menstrual de látex, esta vez, reusable y en dos tamaños. Este evento marcó el establecimiento permanente de la copa en nuestra sociedad, aunque sin la misma fama que ha alcanzado en los últimos años. A partir del nuevo siglo, la copa comenzó a fabricarse de silicona, que es la que conocemos hoy día.

  

La copa de hoy, ¿de qué está hecha y cómo funciona?

La copa menstrual actual es una taza hecha de silicona médica que se inserta en la vagina y, en lugar de absorber, recoge la sangre menstrual. Esta sencillez evita muchos males y brinda muchos beneficios para quienes la usan.

Para insertarla en la vagina, es necesario doblarla. Unos agujeros pequeños en la parte superior de la copa permiten que haya succión y que no se mueva de lugar.

Naturalmente, la copa se desdoblará dentro de la vagina y descansará en las paredes vaginales. En ocasiones, es necesario girarla por la terminación o el tallo de la copa para asegurarse de que esté completamente desplegada.

  

Conoce los beneficios:

• ¡La tendrás por muchos años! Una copa puede durar de 10 a 20 años, dependiendo el cuidado que les des.

• Ahorrarás dinero. Gastarás de $20 a $30, una sola vez, en comparación con $5 a $10 cada periodo.

• No generarás desperdicios, debido a que estarás desviando del vertedero unos 3,000 tampones y toallas sanitarias.

• No tendrás que cambiarla tan rápido como las toallas o los tampones. Las copas pueden aguantar hasta una onza de líquido y pueden esperar hasta 12 horas entre vaciados, esto dependerá de tu flujo.

• Evitarás entrar a tu cuerpo químicos y aditivos dañinos como látex, BPA (bisphenol A), tintes o el rayón blanqueado que contienen la mayoría de los tampones (material que crea el subproducto dioxina, posiblemente carcinogénico).

• Evitarás problemas de absorbencia. La copa es compatible con cualquier etapa de tu periodo, entiéndase, el flujo de cada día. Si usas tampones, tienes que asegurarte de parear el tamaño del tampón con el flujo.

• Reducirás las posibilidades de TSS o Síndrome de Shock Tóxico, enfermedad provocada por bacterias muy peligrosas. Si la absorbencia del tampón es mayor que el flujo, el algodón puede cortar las paredes vaginales, creando el escenario perfecto para las bacterias que causan este síndrome.

• Evitarás que se seque y se lastime. Los tampones pueden lastimar las paredes de la vagina, haciéndola más susceptible a enfermedades. Esto también puede provocar que el coito sea molestoso.