La vida no es un casino al que llegamos a jugar en la ruleta de la suerte para ver si acertamos detenerla mientras gira rápidamente, en donde dice oportunidades y momentos felices y si no tenemos “suerte”, ¡qué tristeza!, nos tocará vivir en desgracia y ya no podremos hacer nada porque eso fue lo que determinó la ruleta de la vida.
Tu existencia no es un casino en el que puedes ganar o perder, es un taller en el que llegas a construir tu propia historia con las capacidades que Dios te dotó desde el momento en que te creó.

¡Tú y yo somos los arquitectos de cómo estamos viviendo hoy! Dios nos creó a su imagen y semejanza, pero cada uno de nosotros es el resultado de las decisiones que tomamos y, estas a su vez, son el resultado de los pensamientos que recreamos en nuestro diálogo interior.

Quiere decir que es de vital importancia la fuente de donde alimentamos nuestros pensamientos. La calidad de la fuente determinará la calidad de los pensamientos que recreamos, las decisiones que tomamos, las acciones que ponemos en práctica y los hábitos que determinarán nuestro carácter que es lo que finalmente define nuestra historia.

¿Sabías que la persona promedio habla consigo misma, ya sea mentalmente o en voz alta, un total de catorce horas diarias? Más de la mitad del día estamos hablando con nosotros mismos. Quiere decir que podemos ser nuestros mejores amigos o nuestros peores enemigos. Nuestro diálogo interno nunca se detiene y está presente mientras trabajamos, hablamos, comemos, conducimos un automóvil o descansamos.

Hablar contigo mismo, es una forma de programar y reprogramar tu mente. Por eso son tan importantes las amistades que tienes, lo que lees, lo que ves, porque de todas esas influencias están hechos tus pensamientos que son los que componen tu diálogo interior. Por eso no debemos decir que la vida nos ha dado duro. Porque la mayoría de las situaciones las propiciamos con nuestras decisiones que luego se convertirán en acciones, hábitos y finalmente en nuestro destino.

Varias investigaciones han mostrado que más del 80% de este diálogo interno es negativo, pesimista y nos impide utilizar nuestro verdadero potencial. Es por eso que Dios a través de la Biblia nos dice que cambiemos nuestra manera de pensar. Solo así cambiará nuestra manera de vivir.

¿Por qué Dios nos manda a cambiar la manera de pensar? Para que conozcamos su voluntad que es buena, agradable y perfecta y porque esas son las aguas donde navega nuestro diálogo interior. ¡Cuántas personas conservan el diálogo interior negativo que aprendieron en un hogar disfuncional y lo han seguido practicando en su vida de adulto! Sin darse cuenta han vuelto a repetir la historia de sus padres, en lugar de superarla.

¡La buena noticia es que todos podemos cambiar el curso de una mala herencia familiar! Porque cada uno de nosotros es responsable de lo que decide hacer con la historia que heredó. Llena tus pensamientos con los consejos de Dios que están en la Biblia y te dirigen hacia el bien.

La vida no es un casino, no es cuestión de suerte. Es decisión y acción. La calidad de vida que experimentemos, no depende de lo que otros hagan por nosotros, sino de lo que nosotros mismos decidamos hacer con la vida que Dios nos regaló.