¿Qué es el virus del papiloma humano? Son un grupo de unos 200 tipos de virus, de los cuales más de 40 serotipos de VPH se propagan fácilmente por contacto sexual, piel con piel, vagina, ano, pene, y por sexo oral.

Hay dos categorías de VPH por riesgo de desarrollar cáncer:

1. Bajo riesgo solo producen verrugas en la piel (condiloma acuminata) en o alrededor de los genitales y el ano. El 90% de estas verrugas genitales son causadas por los serotipos 6 y 11. Además pueden causar papilomatosis respiratoria al producir tumores benignos en la vía respiratoria. No producen cáncer.
2. Alto riesgo pueden causar cáncer. Entre los doce serotipos más comunes que producen cáncer, los más comunes son el 16 y el 18; pero nuevos estudios indican que estos otros serotipos 6, 11, 31, 33, 45, 52, y 58 también causan cáncer.

El virus infecta tanto a mujeres como a los hombres. Inicialmente las vacunas contra el VPH se utilizaron con el fin de prevenir el cáncer del cuello uterino (cérvix) al evitar que las féminas se contagiaran con el VPH. Según los estudios clínicos fueron avanzando se determinó que ciertos serotipos de VPH no solo eran responsables de la mayoría del cáncer de cérvix; sino que además el virus podía causar cáncer no solo en otras partes del cuerpo de la mujer, sino que también en los hombres. El serotipo 16 es responsable de un 95% del cáncer anal tanto en hombres y mujeres. El mismo causa cerca del 70% del cáncer orofaríngeo en ambos sexos (desde la parte media de la garganta, el paladar blando, hasta la base de la lengua y amígdalas). Además, el serotipo 16 es el causante mayor de cáncer raros (un 35% de cáncer de pene, un 50% del cáncer de vulva, un 65% del cáncer de vagina).

Los serotipos 16 y 18 son responsables del 70% del cáncer de cuello uterino.

El VPH tiene una alta prevalencia entre los seres humanos, por eso es la enfermedad sexualmente transmisible más común. Cerca de 14 millones de nuevas infecciones por VPH ocurren cada año en los Estados Unidos de Norteamérica. Según data del CDC se estima que más de un 80 a un 90% de los hombres y mujeres activas sexualmente serán infectados por el VPH en algún momento de su vida. El 50% de las infecciones de VPH serán causadas por serotipos de alto riesgo en personas de entre los 15 y 24 años.

Tanto los adolescentes como los adultos pueden exponerse al virus, teniendo en cuenta que la mayoría de los adolescentes tienen algún tipo de experimentación sexual cerca de los 11 años; podrían por lo tanto contagiarse con el VPH; no es necesario tener relaciones sexuales, simplemente por el contacto de la piel de las partes íntimas será suficiente. La infección por VPH no presenta síntomas frecuentemente, por lo que cualquiera puede infectarse sin saberlo y contagiar a otros. La mayoría de los casos la infección es eliminada por nuestro sistema inmune, de no ocurrir esto el virus permanecerá en nuestro cuerpo y podrá causar enfermedades potencialmente graves como lo es el Cáncer. No existe ninguna forma de determinar que personas eliminaran el virus de su cuerpo. Además, por la alta prevalencia nos podemos contagiar nuevamente.

La mejor prevención es la vacunación y la mejor edad para vacunar contra el VPH es a los 11 y 12 años, aunque podemos comenzar desde los 9 años. Así no solo lo recomienda el CDC, sino la Academia Americana de Pediatría AAP, la de médicos de familia AAFP, la Sociedad Americana del Cáncer ACS, y el colegio americano de obstetras y ginecólogos ACOG.

Hay varias vacunas en el mercado disponibles contra el VPH, dependiendo de la que se administre podrás prevenir infección por VPH contra 9 o menos de los serotipos de alto riesgo. La vacunación se recomienda para varones y féminas desde los 9 hasta los 26 años. En los varones con el fin de prevenir cáncer de ano y verrugas genitales, en las féminas para prevenir cáncer de cuello uterino, cáncer vaginal y bulbar, cáncer de ano y verrugas genitales. Dialoga con tu pediatra y/o médico de cabecera y él te orientará. Los efectos adversos de las vacunas son mínimos comparados con los riesgos de contraer VPH y padecer de una enfermedad seria y potencialmente peligrosa como lo es el cáncer.