Es maravilloso estar en forma físicamente. Esa práctica es buena para tu salud, para mantener agilidad, estar bien contigo mismo y hasta puede ofrecerte seguridad en tu desempeño diario. Pero estar en forma no se logra por accidente, es necesario hacer un plan consciente acompañado de buenos hábitos que con su repetición diaria te permitan lograr los resultados anhelados. Un cuerpo saludable no se logra con un simple deseo, porque todo lo excelente requiere determinación y esfuerzo.

Así mismo es la familia, debemos saber el modelo que queremos seguir para trabajar correctamente hasta lograrlo, porque nadie puede negar que recogemos lo que sembramos. Por eso, aunque es bueno trabajar el cuerpo, es imprescindible trabajar para poner en forma nuestro hogar. Es aquí donde se siembran las semillas que producirán hombres y mujeres íntegros, dignos, con caracteres firmes, capaces de continuar el legado de sus padres cuando formen sus propios hogares y de transformar con su ejemplo la sociedad que le rodea.

¿Cómo puedes poner en forma tu hogar?

• Enseña con tu ejemplo a cultivar la vida espiritual. El cuerpo se alimenta con comida que contiene nutrientes y el espíritu se alimenta con la palabra de Dios que dirige tus pensamientos y actitudes hacia el bien.

• Enseña que la familia es un tesoro que necesitamos cuidar con esmero. Por tanto, el amor debe ser tan profundo que prevalezca por encima de cualquier diferencia. El verdadero amor no es egoísta, busca el bien de los demás, perdona y sabe que siempre es mejor amar que odiar. El odio destruye el cuerpo, el amor lo fortalece; el odio separa familias, el amor une a las familias; el odio retiene la ofensa, el amor perdona la ofensa; el odio provoca envejecimiento prematuro, el amor rejuvenece. Entonces, ¿por qué las personas insisten en permitir que el odio se anide en sus corazones y, por ende, en la familia?

• Cuando era joven, pensaba que el moriviví, un yerbajo de muchas espinas, se quedaba pequeño. Pero, ya en mi adultez, mientras un día paseaba por el campo, me sorprendí al ver que aquella yerba rastrera tan pequeña que yo conocía,  crece más de seis pies exhibiendo muchísimas ramas llenas de espinas, que impiden que nos acerquemos al yerbajo. Si quieres construir una familia saludable,  jamás guardes ofensas en tu corazón, porque estas echan raíces y se convierten en plantas de odio y resentimiento que en nada abonan a tu vida emocional, ni a tu vida espiritual y te separan de los tuyos.

• Enseña que la vida es corta y debemos disfrutar al máximo cada segundo que pasa en armonía. Esto no implica perfección, sino estar alertas para arrepentirnos y pedir perdón cuando ofendemos.

• Enseña que las crisis que surgen en nuestro caminar diario las podemos enfrentar con éxito cuando estamos unidos por los fuertes lazos del amor.

• Enseña que expresar correctamente lo que nos hiere u ofende es una práctica que fortalece la unión familiar.

• Enseña que la alegría y la risa que sale de un corazón agradecido y lleno de amor es la música que hace de nuestro hogar un lugar inolvidable en nuestra existencia.

• Enseña que las palabras de afirmación tienen poder para transformar la vida de todos en el hogar: qué bien lo hiciste, qué bello te queda ese traje, qué linda tienes la casa, admiro tu perseverancia, estoy orgullosa u orgulloso de ti, eres un regalo de Dios para mi vida.

Poner en forma el cuerpo es bueno, pero ocuparte de poner en forma tu familia transformará tu vida y la de los tuyos para siempre. Anímate y comienza hoy a reestructurar tu familia, porque siempre hay algo que podemos mejorar. Recuerda siempre que una familia en forma es nuestro gran tesoro. Cuídalo con esmero.