La nutrición y el entrenamiento físico tienen que ir de la mano para lograr los objetivos que te propongas. Según estudios científicos:

 

70 % – 75%

lo aporta la nutrición

30 % – 35%

lo aporta el entrenamiento físico

 

Pero, ¿cómo lo aplicamos de forma eficiente? Primero, definamos los conceptos claves. La nutrición es el proceso donde el organismo absorbe los nutrientes de los alimentos que consumimos. Dichos alimentos tienen calorías. Las calorías son la unidad de medida que se usa para determinar la energía que cada alimento nos aporta y son necesarias para que nuestro cuerpo pueda funcionar adecuadamente. El entrenamiento físico es la combinación de un grupo de ejercicios que se realizan para mejorar uno o varios componentes de la aptitud física. La nutrición y el entrenamiento físico no son iguales en todas las personas. La nutrición depende del peso, la estatura, la actividad física diaria y el objetivo de la persona. El entrenamiento físico también depende del objetivo de la persona, pero además se toma en consideración la experiencia y el estado de salud del individuo. Debes tener tu objetivo claro para lograr combinar de forma funcional ambos conceptos. Si tu meta es bajar de peso, tienes que crear un déficit calórico. Un déficit calórico ocurre cuando consumes menos calorías de las que utilizas en tu entrenamiento. Por ejemplo, una libra en grasa equivale a 3,500 calorías. Si deseas perder una libra semanal, tendrías que crear un déficit de 500 calorías diarias (consumes 1,500 calorías y utilizas 2,000 calorías en tu entrenamiento). Por otro lado, si buscas aumentar el peso, tendrías que hacer lo contrario (ingerir 2,000 calorías y 1,500 en actividad física). Estos números no son uniformes y varían entre cada persona. Es por eso que debes consultar con tu entrenador personal la nutrición adecuada para ti, así no te quedarás atrás con tus objetivos y podrás disfrutar de un buen estado de salud con una nutrición saludablemente.